Médicos más humanos y con calidad

Por: Alfredo Colque Machicado.

Es difícil creer, pero en pleno siglo 21, la vestimenta, la raza, el color de piel y sobre todo el apellido todavía influyen a la hora de acceder a algunos privilegios como un buen trabajo, una atención médica de calidad, e incluso una carrera profesional.

En Tarija por ejemplo la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho, abre cada año una plaza para 50 nuevos estudiantes en la Carrera de Medicina, a pesar de la gran demanda de profesionales en salud que existe, una carrera a la que aspiran cientos de jóvenes de todas las clases sociales de Tarija y de toda Bolivia, pero a la cual pueden acceder sólo algunos privilegiados.

Privilegios que sólo pueden ser adquiridos por el tipo de vestimenta que llevas, tu raza, el color de tu piel, tu apellido y sobre todo tu dinero.

Porque aunque no se lo quiera reconocer en Tarija, el acceso a la educación superior en esta carrera está reservada a una élite económicamente acomodada.

Este es un secreto a voces y aunque no se lo diga, la mayoría de los que aprueban el premédico en la universidad pública de Tarija, para estudiar la Carrera de Medicina deben tener un apellido reconocido en el círculo de los profesionales médicos o mínimamente unos miles de dólares para mejorar las notas de ingreso, una condición que la mayoría de los postulantes no cumplen o tienen. (Si no me creen revisen las listas de los que “aprobaron” en los últimos años).

La discriminación es tal que ni todo el esfuerzo y dedicación que demuestran la mayoría de los estudiantes en el estudio, son suficientes para ser parte de una carrera que está lamentablemente reservada a un grupo reducido de privilegiados.

Pero esto no debería sorprendernos, ya que la corrupción en los profesionales médicos abarca a todos los ámbitos, no solamente en el educativo, sino también en otras áreas como en el farmacéutico o la adquisición de equipos médicos donde se ha demostrado que Compañías internacionales sobornan con miles de dólares a cientos de médicos para que éstos influyen en los centros de salud y hospitales para que adquieran por millones de dólares los medicamentos y equipos médicos de estas compañías.

Incluso en el área laboral algunos médicos han prostituido el juramento hipocrático, anteponiendo sus intereses económicos gracias a la usura de sus clínicas privadas a pesar de que la mayoría de los médicos reciben del Estado un buen sueldo por un trabajo de medio tiempo que es de pésima calidad y servicio.

A pesar de todo esto, creo firmemente que es posible acabar con esta injusticia, claro, sólo si algunas autoridades a cargo de esta área deciden hacer lo correcto, por ejemplo en el ámbito educativo se debe ampliar el cupo de ingreso a la carrera de medicina evitando al mínimo cualquier tipo de discriminación a los postulantes, porque sí en las aulas educamos a los estudiantes de medicina con valores, justicia e integridad tendremos en los hospitales médicos más humanos y con calidad.

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