Cuoteo político, más peligroso que mono con navaja.

Por. Alfredo Colque Machicado*

El cuateo o cuoteo político es un sistema perverso en el que, por lo general, se opta por los mediocres y no por los mejores. Es el mecanismo de mayor popularidad y de predilección para acceder de este modo a las delicadas funciones de la administración pública, una vez en el cargo la mayoría solo buscará ser fiel a sus padrinos, por lo general dirigentes de partidos políticos, amigos y/o parientes de muy alto poder, olvidando que su primera lealtad tiene que ser con su pueblo, ciudad, departamento, país.

Lamentablemente el reparto de cargos en la administración pública, bajo el mecanismo del cuateo o cuoteo político no tiene en cuenta la capacidad de los que postulan a esos cargos, aquí no cuenta la capacidad técnica o profesional, sino más bien el aval político, el padrinazgo y hasta el parentesco familiar, es decir el apellido.

Esto sucede lamentablemente en todos los niveles de gobierno, no importa el color del partido o agrupación política que esté al frente de esa institución, opositores y oficialistas llenan los cargos vacantes al día siguiente que se hacen del poder, pero no ofrecen capacidad o calidad de funcionarios a la administración pública, en su gran mayoría los electos a los cargos públicos son representantes con aval político de la mediocridad y no de la capacidad.

Los políticos que asumen el control en cualquier nivel de gobierno deben entender que participar en los diversos ámbitos del Gobierno no es un juego para poner al primero que se cruza en el camino, sino el compromiso de contribuir a mejorar la calidad de la gente, por eso deben escoger como funcionarios públicos a los mejores hombres y mujeres, sin que importe la edad, sexo, religión, raza, condición económica o preferencia política, porque ellos tendrán en sus manos las delicadas funciones de sacar adelante no solo a dicha institución pública, sino a todo un pueblo.

De personas que carecen de capacidad solo hay que esperar la actitud sumisa de los que obedecen órdenes de sus partidos y agrupaciones políticas, sin ser capaces ni tener el coraje de imponer sus criterios técnicos y profesionales para bien de los ciudadanos. Se convierten así en títeres de sus jefes, no en servidores de la gente y en defensores de los intereses colectivos.

El cuateo o cuoteo político basado en la mediocridad y no en la calidad y capacidad es sumamente nocivo para cualquier sociedad. A través de este esquema perverso y clientelar en el que no se discuten las potencialidades y capacidades técnicas y profesionales de los postulantes a los cargos públicos y se da por hecho su nombramiento porque la misma cuenta con el aval político, o padrinazgo, se pierde lamentablemente así la oportunidad de avanzar con paso firme hacia el desarrollo.

La crítica a los políticos aumenta porque cada vez que tienen la ocasión de elegir entre los mejores y los peores, por lo general, por lo general siempre optan por estos últimos.

Sin embargo hay algo que debemos reconocer, y es que la política es una actividad humana. No podemos esperar que esté exenta de defectos. Y si esos humanos son bolivianos, mucho menos. Esto no justifica, obviamente, que algunos políticos cambien de postura como de calzoncillos. Pero  tampoco se puede esperar eternamente que se den todas las condiciones ideales y perfectas para tomar decisiones que pueden resultar beneficiosas para la mayoría.

El cuateo o cuoteo político es una enfermedad que debe ser eliminada definitivamente de la existencia de la población boliviana, gran parte de las sociedades modernas han logrado con éxito este objetivo, ¿porque tendría que ser difícil para nosotros?, es cuestión simplemente de reconocer el terrible daño que nos hace esta cruel enfermedad, aunque también debemos reconocer que la solución a este problema está en manos de nuestros políticos, es decir que esta enfermedad, el cuoteo político es más peligroso que mono con navaja.

 

* Economista Máster en Economía del Gas y Petróleo

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