Ley N° 348, “soy mujer y todos me creerán”

Por. Alfredo Colque Machicado*

Voy a hacer uso de mi derecho a la libertad de expresión en el convencimiento de que hablando la gente se entiende y de que sólo evidenciando todos los ángulos de un problema pueden encontrarse algunas soluciones al mismo. Espero que este artículo no provoque reacciones violentas e intolerantes, también me van a perdonar la ignorancia absoluta del Derecho y la Ley en este país, así como lo relacionado con las diferentes instancias jurídicas, cuyas funciones confundo y no sé para qué sirve cada una, por eso evitaré mencionarlas y tomaré la idea que ha salido de los juristas que han puesto en la palestra a través de la Ley N° 348 el tema de la violencia familiar, entendiéndose como violencia al daño físico y “psicológico” sufrido por las mujeres, habida cuenta del creciente aumento de las cifras de personas del género femenino que son víctimas de violencia familiar en Bolivia, una Ley que desde el punto de vista de la ciudadanía e incluso de muchos juristas no es integral, es decir, que la Ley “Integral” para garantizar a las Mujeres una Vida Libre sin Violencia no protege al varón. «si no haces lo que yo digo te denuncio, soy mujer y todos me creerán»

Tal parece que el término violencia familiar, promovido por organizaciones defensoras de los derechos de la mujer, le da una connotación diferente a este tipo de supuestos delitos al tipificarlos como “causar violencia a una mujer por el hecho de ser mujer”, «si no haces lo que yo digo si quiero te denuncio, soy mujer y todos me creerán», esto genera una serie de consecuencias hacia un cierto sentido de justicia porque puede agravar la pena al supuesto violento, pese a la enorme cantidad de contradicciones dentro de esta norma que sentencia a cualquiera, que ha simple denuncia ya es condenado como violento y no como “supuesto agresor”. Sin considerar que no toda acusación de violencia hacia una mujer debe ser considerado violencia familiar, porque tiene que demostrarse que la violencia debe estar asociada a discriminación y dominación de él contra ella, a través de hechos que demuestren fehacientemente tal acusación. Sin embargo con esta Ley consideran culpable al varón hasta que se demuestre lo contrario, pregunto, acaso no es que una persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario?.

No toda discusión con una mujer es violencia familiar, pero en el caso de que se quiera insistir con esta denominación, para acusar a alguien la prueba tiene que ser evidente y una discusión de pareja no puede ni debe considerarse como violencia familiar. No deseo que entiendan que estoy de acuerdo con la violencia familiar o hacia la mujer, al contrario la condeno y repudio, es más considero que bajo ninguna razón y circunstancia es válida para cometerla. Así como tampoco hay una razón válida para condenar a nadie a simple denuncia por el hecho de defender a una mujer por el simple hecho de ser mujer.

Lo preocupante es la calificación de la acusación, ¿violencia familiar es cuestión de género?, Aquí es donde se me paraliza el corazón, porque me pregunto quién piensa en los hijos ante todas esas dudas que me asaltan como ser humano y como padre porque sé que hay criterios legales que debo respetar, pero me aterroriza saber que vivo en un país donde se cree en la filosofía de “hecha la ley, hecha la trampa” y sería terrible ver deambular por las calles a tus hijos con su futuro incierto, como resultado de un capricho que puede ser solucionable, o saber que alguien puede llegar preso por culpa de una placentera mentira y cambiar el concepto de casa por cárcel y condenar a alguien porque así lo dice la Ley, a simple denuncia, por culpa de un tecnicismo que desecha por los suelos aquello que dice todo en esta vida tiene solución menos la muerte.

Pero es un buen comienzo, inclusive para mí, que soy completamente escéptico de la Justicia en Bolivia. La sensación que tengo, desde cuando las cosas se torcieron del todo y caímos en la cultura de la corrupción y la impunidad, es que tenemos que estar aprobando o corrigiendo leyes a diario para castigar la cantidad de delitos que se nos vinieron encima en todos los estratos de la sociedad, incluidas las instituciones jurídicas más encopetadas. Así es muy difícil creer, sin embargo apoyaré todo lo que tenga que ver con la lucha en contra de la violencia intra familiar, la mujer y el varón, pero apoyare más la justicia divina que une familias y no a quienes las desintegran.

«Quien siembra vientos, cosecha tempestades». La violencia no se combate con leyes represivas, sino a través de la progresiva equiparación en el ordenamiento jurídico de derechos para ambos sexos. Además de lo sugerido, sería importante realizar campañas de concientización o de educación familiar en rescate a los valores morales y humanos así como, la responsabilidad compartida en la solución de los problemas familiares.

La violencia familiar terminara, cuando en el hogar tanto el hombre como la mujer pongan a Dios, como guía de sus vidas, solo cuando Dios habite en el corazón del hombre y de la mujer, habrá paz en el hogar, en la familia y en la sociedad.

 

* Economista Máster en Economía del Gas y Petróleo

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